Esta iniciativa, que lleva detrás muchísimas horas de trabajo, ensayo, organización y preparación, ha costado este año mucho más que en la anterior edición. Musicalmente, por el cansancio acumulado tras participar en el CIBM, y organizativamente, por tener que ocuparnos además de cuestiones de sillas, iluminación, etc.
Afortunadamente, la respuesta del público ha sido inmejorable, como siempre, y sólo por eso ya ha merecido la pena todo el esfuerzo. Aun así, nuestras vacaciones siguen sin llegar y ya estamos inmersos de lleno en las fiestas patronales moteñas, que nos tendrán ocupados hasta el primer fin de semana de septiembre.
¡Felices Fiestas a todos!
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